La pasión por la velocidad de un padre y su hijo

DURANGO, Durango.- La pasión por la aventura y la adrenalina que se siente a conducir una motocicleta es algo que comparten Armando Torres y su hijo, del mismo nombre, los cuales pasan por el estado de Durango, siguiendo la famosa ruta hasta Mazatlán.

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Según nos comparte Armando Torres, quien es físico de profesión, el amor por la rodada es un sabor agridulce, ya que lo pone en riesgo pero es satisfactoria.

“¡Híjole! Esto es una mala afición, porque lo pone a uno en riesgo, pero bien a todo dar, muy saludable, muy tranquilizadora... entre dos cosas: tranquilizadora y entra uno de nervios, pero a todo dar, y mucho más andando con mi niño, porque lo tengo que andar cuidando porque de repente se desbalaga”.

Padre e hijo, procedentes del Estado de México, han recorrido varios kilómetros para llegar a uno de los puntos principales, la pasada que muchos bikers aprovechan para disfrutar y conocer: el estado de Durango.

“Hicimos 9 horas continuas, Es la primera vez que vamos a hacer el recorrido, pero son tres horas de aquí a Mazatlán, a ver por el espinazo (del Diablo), a ver qué tal está”, comentó.

Tanto él como su hijo comentan que no pertenecen a ningún club de motociclistas, son independientes, pero se apoyan de la gente que tiene más experiencia en este recorrido hacia un destino determinado.

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Don Armando conduce una Honda Fury 1300, pero asegura que tiene cinco motocicletas más. Entre él y su hijo forman una gran colección de estas máquinas de dos ruedas, según nos contó su hijo.

“En el motociclismo tengo como15 años; desde los 16 años mi papá nos prestó una moto, una R1 para empezar, y pues desde los 5 años nos compraron una y de ahí le agarramos amor”, señaló Armando Torres hijo.

Han sido varias las rutas que han recorrido este par, pero esta es la primera ruta utilizada hacia Mazatlán, coincidiendo ambos que Durango es un lugar muy bueno para llegar.

“Es a todo dar Durango, felicite a la gente, muy amable muy a todo dar. Mi hijo tenía otra idea, que era un pueblito chico pero no, está muy bonito. Yo venía cada 6 meses al Hospital General y al de Cancerología; la pasamos muy bien y esperamos regresar”, finalizó Don Armando.

Esta pequeña escala que hicieron desde el pasado miércoles les permite descansar y seguir su largo camino en esta su primer ruta rumbo a Mazatlán.