Leyenda de Durango: La casa verde de la Cruz Roja
De las casas embrujadas de Durango, ésta ha sido una de las que más gente aterrorizó por mucho tiempo.
DURANGO, Durango.- Muchas de las leyendas de Durango reciben su nombre derivado del lugar donde ocurrieron, y muchos de estos lugares continúan replicando ecos de lo que alguna vez ocurrió en ellos, al punto de que siguen ocurriendo sucesos inexplicables con el correr de los años.
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¿Dónde se localizaba la embrujada casa verde de la Cruz Roja?
En la capital del estado, existió por muchos años una céntrica casa donde se dice que ocurrían diversos hechos inexplicables y aterradores, al grado que se volvió casi imposible arrendar la propiedad, pues la leyenda corrió de boca en boca y nadie quería vivir ahí.
La casa se ubicaba en la colonia Olga Margarita, en la esquina de 5 de febrero y Tecnológico, a un par de cuadras de las instalaciones de la Cruz Roja en aquel entonces. Duraba tan poco la gente que se animaba a rentarla, que jamás nadie se ocupó de pintarla, por lo que la vivienda siempre ostentó un color verde casi pistache, tanto en sus fachadas, como en el murete perimetral que sostenía sus barandales blancos.
¿Cuál es la leyenda de la casa verde de la Cruz Roja?
Fue durante las décadas de los 70s y los 80s cuando esta casa alojó a decenas de familias que en un inicio eran motivadas por la excelente ubicación y, posteriormente, al propagarse las historias, lo que enganchaba a las personas era el bajo costo de su renta.
Personas que vivieron ahí aseguraban que escuchaban susurros, gritos y risas durante las noches, sin encontrar la fuente de estos sonidos, pues siempre parecían provenir del interior de la casa pero nunca daban con el lugar exacto.
También aseguraron, habitantes y visitantes, que varios objetos de la cocina llegaban a moverse solos, incluso a ser aventados de un extremo a otro de la habitación, sin que nadie de los presentes realizara dichos lanzamientos.
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Hay quienes aseguraban que las paredes sangraban y que en ellas a veces amanecían mensajes o símbolos que parecían haber sido dibujados con sangre.
Por algún tiempo, la casa fue rentada y utilizada como bodega de una importante dulcería de aquella época, pero sus trabajadores aseguraban que sucedían cosas que les daban miedo. Frecuentemente veían o escuchaban como si alguien más estuviera en la casa pero nunca encontraban a nadie. Además que, constantemente encontraban dibujos inquietantes en las paredes, cuando nadie más tenía acceso al inmueble.
El exorcismo que salió mal
Finalmente, se dice que en los 80s, un hombre de la Ciudad de México se mudó a Durango debido a que fue transferido por la empresa refresquera en que trabajaba, pues se le ofreció un cargo importante en esta ciudad. Él era casado y tenía tres hijos, por lo que trajo a su familia consigo y, para ello, se rentó la mencionada casa.
Sin que hasta la fecha se precisen los motivos, o se tenga una sola teoría al respecto (sino que son cientos de teorías y una tan diferente como la otra), comenzaron a suceder cosas extrañas a los miembros de esta familia.
Llegaron a comentar a sus compañeros de trabajo o de escuela, que escuchaban ruidos y susurros, que constantemente encontraban abiertas las puertas que ya habían cerrado, incluyendo la entrada principal de la casa. Al mismo tiempo experimentaron cambios de actitud, y llegaron a expresar consternación, confusión y miedo.
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Finalmente, se habló de una posesión demoniaca en la persona de una de las hijas, la cual fue atendida por el padre Raúl Moreno, quién servía en la Arquidiócesis de Durango.
Y aunque se dice que logró expulsar al ente del interior de la joven, no le fue posible regresarlo a los abismos de donde habría salido, por lo que le dejó encerrado en esa casa, la cuál selló y ordenó que esos sellos no fueran rotos en al menos 5 años.
Durante ese tiempo, vecinos de la zona aseguraban que un velador iba todas las noches a cuidar la casa, pero que éste se quedaba afuera, en su camioneta.
La casa fue demolida a principios de este siglo
Hay quienes aseguraban que a los dueños de la propiedad se les recomendó que, una vez que pasara el periodo de tiempo que dijo el sacerdote, deberían demoler la casa hasta sus cimientos.
Durante la primera década del 2000, se realizaron los trabajos de demolición en dicha propiedad. Quienes pasamos por el sitio en esa época, pudimos ver que el terreno incluso fue excavado a profundidad. Aunque había quienes aseguraban que esta excavación se realizó para los trabajos de cimentación del edificio que se construyó posteriormente, otros tantos creemos que la construcción que se encuentra ahí no precisaba de una cimentación tan profunda, ni en toda el área de la propiedad.
Las teorías sobre esta casa fueron muchas y muy variadas. Algunos aseguraban que en la década de los 60s se utilizó para realizar ritos satánicos en su interior. Aseguraban, incluso, que la vivienda contaba con un sótano amortizado contra el ruido, que era donde realizaban estos rituales y mantenían cautivas a sus presas, pues se hablaba de sacrificios animales y hasta humanos.
Otras personas sostienen la versión de que ahí vivía una mujer con su hijo, el cual era militar y viajaba mucho por cuestiones de su trabajo. La madre le amenazó con quitarse la vida si la volvía a dejar sola, y así lo cumplió luego del siguiente viaje de su hijo.
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