Síguenos

El templo católico de Durango que se derrumbó en sus inicios y sepultó a su benefactor

En la segunda década del siglo XVIII, inició la primera construcción, que trajo fatales consecuencias.

Por: Lorena Ríos

DURANGO, Durango.- Durante principios del siglo XVIII, la ciudad de Durango experimentó un proceso de renacimiento impulsado por importantes obras que contribuyeron a la reactivación económica y al desarrollo de la población.

La Catedral, el Colegio de la Compañía, el Convento de San Antonio, así como el Hospital de San Cosme y San Damián fueron mejorados, mientras que se iniciaron nuevas construcciones para satisfacer las necesidades de la creciente población.

 

¿Cuál fue el templo católico de Durango que se derrumbó en sus inicios y sepultó a su benefactor?

A propósito de esta nueva prosperidad en la ciudad de Durango, bajo la administración del obispo Pedro Tapiz, quien estuvo al mando de la Diócesis de Durango desde 1713 hasta 1722, se iniciaron proyectos como la construcción del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe y una nueva ermita dedicada a San Miguel Arcángel.

Ésta última inició su construcción en la segunda década del siglo XVIII, buscando atender las necesidades de la población del entonces llamado Barrio del Escorial.

Sin embargo, la construcción de la capilla de San Miguel, financiada por Miguel Espinosa, fue un desastre debido a deficiencias en la dirección técnica, lo que resultó en el derrumbe completo de la capilla y la trágica muerte del benefactor.

Ver también: El hermoso templo de Durango que por décadas fue opacado por una tienda departamental


 

Segunda construcción.

Posteriormente se erigió una modesta capilla bajo la dirección del sacerdote Miguel de Urbina. Aunque modesta en tamaño, esta capilla logró ser completada gracias al empeño del sacerdote y a la intervención del obispo Benito Crespo y Monroy, quien se preocupó por garantizar su calidad.

La construcción de la capilla fue financiada con los recursos provenientes del intestado de los hermanos presbíteros Ignacio y Nicolás de Ayala, lo que permitió que se llevara a cabo de manera digna y adecuada.

A pesar de su tamaño reducido y de estar ubicada extramuros de la ciudad, la Capilla Modesta se convirtió en un lugar de culto popular entre los feligreses, además de servir como ayuda de parroquia para sepultar a los difuntos.

Lectura recomendada: El mítico templo católico de Durango que está en lo más profundo de la sierra


Tercera construcción y cambios de nombre.

Gracias a la intervención del obispo Crespo y Monroy, la capilla de San Miguel Arcángel pudo ser finalizada con los recursos necesarios para garantizar su durabilidad y calidad, convirtiéndose en un importante lugar de culto en la ciudad.

En 1779, el gobernador Teodoro de Croix ordenó una investigación sobre prácticas irregulares en perjuicio del templo de la Compañía de Jesús, debido a cambios que generaron controversia y levantaron sospechas. Se descubrió que la capilla de San Miguel se había construido sin permiso del Regio Patronato Indiano.

Te puede interesar: El templo católico de Durango que sufrió balazos y cañonazos hace más de 100 años

En 1911, la capilla de San Miguel Arcángel fue entregada a los frailes carmelitas, quienes demolieron, reconstruyeron y ampliaron hasta lo que es hoy, finalizando las obras en 1912. 

El templo, ubicado en las actuales calles de Pino Suárez y Pasteur, pasó a llamarse San Miguel y El Carmen, albergando a los frailes de la Orden de Nuestra Señora del Carmen o frailes carmelitas.

Posteriormente, los frailes se trasladaron y la capilla volvió a ser administrada por el clero secular, manteniendo el nombre de templo de San Miguel Arcángel.