Nieve de garrafa: la familia de Durango que la prepara igual que hace 80 años

DURANGO, Durango.- Si de sabores se trata, hay un postre en Durango que se mantiene en el gusto de las familias y que se ha hecho parte de una tradición… La nieve de garrafa con sus sabores limón, fresa y vainilla, que mantiene viva la receta familiar de los Robles Aragón desde el año 1939.

Más que un negocio, hacer y vender nieve de garrafa es el más preciado recuerdo familiar y una herencia que se debe mantener vigente, los hermanos Robles Aragón, aprendieron la receta y técnica de su padre Don Fermín, quien inició la producción artesanal de este postre y dedicó su vida a colocarlo en el gusto del público.

Mi apá inició, desde niños, éramos morritos cuando nos enseñó como se trabaja y elabora esta nieve, cuando no había escuela nos dejaba ayudarlo, él vendía por las calles y después se quedó en la esquina de 20 de Noviembre y calle Independencia, por eso se le conoce desde entonces como las Nieves de San Agustín, por la iglesia que esta muy cerca.

Cada día desde las 10 de la mañana, José e Ismael llegan a su taller, un pequeño pero acogedor lugar adaptado a sus necesidades y con los utensilios a la mano, ahí no pueden faltar las garrafas y barricas, que son unos recipientes de madera a los cuales colocan la mezcla de hielo y una sal especial para mantenerlo solido, dentro hay otro recipiente de metal donde se disuelven los ingredientes como maicena, leche, azúcar y esencias de sabores… ¡Y ahora a menear!.

Lo primordial es el movimiento del contenedor donde esta la mezcla de ingredientes para distribuirla, al enfriarla en las paredes del metal toma la consistencia de nieve, pareciera fácil pero requiere habilidad y práctica.

A pesar de que cada vez hay más competencia en este tipo de postres, la nieve de garrafa sigue presente en el gusto de los duranguenses y más en temporada de calor, durante abril, mayo, junio y julio, la producción se incrementa para saciar el antojo de más clientes.

Ismael y José, que han dedicado más de 30 años a esta nieve artesanal, comparten sus conocimientos ahora con sus hijos (nietos de Don Fermín), para que el negocio continúe y la tradición se mantenga.

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